Camille Claude:
Desde su infancia en Champagne, Camille fue una muy apasionada de la
escultura; jugaba con el barro y esculpía a las personas que la rodeaban, como
a su hermano Paul y a su sirviente Hélène.
En el año 1834 empieza a trabajar en el taller de Rodin,
laa obra de la escultora, a pesar de ser muy cercana a la de su maestro, tiene
su toque personal y femenino, sin ser nunca una copia.
Camille, decidida,
valiente y directa, se enfrentó a su familia y a su época para dedicarse con
pasión a la escultura y para unirse al hombre del que se había enamorado
A pesar de la pasión, la relación entre Rodin y Camille
es complicada, conflictiva y con continuas interrupciones y crisis.
Juntos, frecuentaron los ambientes artísticos y
culturales más importantes del París de la época y pasaron juntos largos
períodos fuera de la ciudad, pero Rodin estaba unido sentimentalmente a otra
mujer, Rose Beuret de la que fue amante hasta su muerte. Con Camille fue
distinto. Tras pasiones y arrebatos, muchos intentos de convivencia, un
embarazo y un aborto, la relación entre ambos quedaría definitivamente rota en
1898, catorce años después de haberse conocido.
Una vez rota su relación con el escultor sufrirá
sucesivas crisis nerviosas que se agudizarán cada vez más y comenzará a
destruir sus obras. No tendrá apoyo familiar, ya que su madre y su hermana
siguen siendo hostiles a su forma de vida y su hermano Paul estaba lejos. El
único que apoyaba a Camille era su padre, que se negó reiteradamente a internar
a su hija como le pedían sus familiares directos.
El 3 de marzo de 1913 muere su padre, y su
hermano, Paul
Claudel escribe: “En cuanto a mi pobre hermana, no tendré más remedio que ir a
París para internarla… Cuando volví, hace cuatro años, deliraba por completo, y
lo que más me impresionó fue que le había cambiado la voz. Actualmente ya no
sale y vive, con los cerrojos echados en puertas y ventanas, en un piso de una
suciedad espantosa"
El 10 de marzo la internan en el sanatorio de
Ville-Evrard y en julio en Montdevergues, manicomio del cual, a pesar de su recuperación
y sus lúcidos y desgarrados ruegos a su hermano Paul, nunca saldrá. Encerrada
pasará los últimos treinta años de su vida. Treinta años en los que no dejó de reclamar su derecho
a ser libre. “Hace años que soporto este atroz martirio”, escribía la artista
hacia 1920. “No hace falta que describa mi sufrimiento… Respecto a mi familia
no hay nada que hacer; bajo la influencia de unas malas personas, mi madre, mi
hermano y mi hermana sólo atienden a las calumnias de que me han cubierto… ¡Me
reprochan (oh, crimen espantoso) haber vivido completamente sola, pasar la vida
con unos gatos, tener manía persecutoria! Sobre la base de estas acusaciones me
encarcelaron como a una criminal, privada de libertad, privada de alimentos, de
calefacción y de las más elementales comodidades… Tienen mucho interés en que
yo no salga nunca de esta prisión”.
La familia prohibió que recibiera visitas y nunca fueron
a verla. Falleció en 1943
y fue enterrada en una tumba sin nombre, sólo con los números 1943 -n392,
en el pequeño cementerio de la institución mental de Montdevergues.
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